INDEPENDENCIA NORTEAMERICANA
El 4 de julio de 1776 trece colonias británicas del continente americano proclamaron su independencia con respecto a Inglaterra. El conflicto con la metropoli, que había
comenzado tres años antes como consecuencia de la política de impuestos
seguida por el Parlamento de Londres.
Y esta logro finalizar en 1883
con la secesión
de los territorios americanos.
El proceso de independencia de los EE.UU.
Sirvió como modelo para las colonias americanas de España y Portugal.
Estas, tras un proceso no exento de violencia, completaron el mapa
continental de nuevos estados entre 1808 y 1824. A su vez, los acontecimientos de las trece colonias tuvieron también una influencia fundamental en el proceso revolucionario francés de 1789.
Muchos de los voluntarios que se habían desplazado desde
Francia a Norteamérica para apoyar militarmente la independencia de los
colonos, regresaron a su país con la convicción de que el tiempo de la
monarquía absoluta y los privilegios señoriales había pasado.
Un acontecimiento y tres procesos políticos para la independencia norteamericana
En el nacimiento de los Estados Unidos de América podemos descubrir
tres procesos simultáneos e interdependientes, pero bien diferenciados
entre sí. Los americanos que arriesgaron sus vidas, familia y
propiedades por alcanzar su independencia, no sólo iniciaron una guerra
contra la todopoderosa potencia británica por dicho objetivo.
También
se lanzaron, quizás en algunos casos sin ser muy conscientes, a una
revolución política y a una guerra civil al mismo tiempo. Cuando Thomas Jefferson redactó la Declaración de Independencia no
se limitó únicamente a romper el lazo entre los anglosajones de ambos
lados del Atlántico, sino que expresó en buena parte del documento un
marcado pensamiento liberal.
La huella de John Locke, adaptada en algunos aspectos a las nuevas
ideas del siglo XVIII, se deja sentir con fuerza en el primer párrafo
del texto. Los padres del estado americano tenían claro cual era el
camino a seguir por la nueva república: el liberalismo. Casi tres
lustros antes de que los franceses llevasen a cabo su famosa
revolución, los norteamericanos ya habían hecho triunfar la suya. Quizás sea poco conocido entre el gran público que no todos los
norteamericanos se sintieron identificados con la causa de la
independencia. De ahí que buena parte de los colonos ingresaran en el
ejército británico para defender la causa del rey Jorge III.
El tercer proceso que encontramos en los acontecimientos de 1776 es, precisamente, una guerra civil entre los norteamericanos partidarios de la independencia
y los contrarios a romper los lazos con Inglaterra. De hecho, gran
parte de las fuerzas militares británicas estaban compuestas por
habitantes de las trece colonias. Estos, una vez finalizado el
conflicto, emigraron hacia los territorios de Canadá, territorio que se
mantuvo fiel a Jorge III.